El Mapa del Olvido

13 de abril de 2012

MARÍA TERESA DAZA CECILIA (Barcelona, Barcelona, España)

http://g.co/maps/rry32

A las 16:08 horas del viernes 19 de junio de1987 hizo explosión un Ford Sierra en el segundo sótano del Hipercor dela avenida Meridiana de Barcelona, cargado con amonal y líquido inflamable. Elcoche-bomba se activó mediante un temporizador programado por los asesinos dela banda terrorista ETA Domingo Troitiño Arranz, Josefa Mercedes Ernaga Esnoz yRafael Caride Simón. El artefacto explosivo estaba compuesto por veintisietekilos de amonal y doscientos litros de líquidos incendiarios, ademásde pegamento y escamas de jabón. Esto hizo que los productosincendiarios se adhirieran a los cuerpos y se originase una gran cantidad degases tóxicos, que ocasionó la asfixia de las personas que se encontrabanen su radio de acción. La utilización de líquido inflamable, tipo napalm, quese usa preferentemente contra personas, no tenía precedentes en la bandaterrorista. Varias personas resultaron «atrozmente quemadas y mutiladas,sin posibilidad alguna de escapar ante la oscuridad producida por el humo negroy los materiales incendiarios adheridos a su cuerpo (…) sinposibilidad alguna de desprenderse de ellos ni apagarlos, ya que suautocombustión se ocasionó sin necesidad de utilizar el oxígeno ambiente»,tal y como recoge la sentencia 49/1989 de la Audiencia Nacional.
La brutal explosión provocó el fallecimiento enel acto de quince personas: MILAGROS AMEZ FRANCO, dependienta de 43años; MARÍA DEL CARMEN MÁRMOL CUBILLO, de 36 años, y sus dos hijas, SONIAy SUSANA CABRERIZO MÁRMOL, de 15 Y 13 años respectivamente; elmatrimonio formado por MARÍA TERESA DAZA CECILIA, embarazada, y RAFAELMORALES OCAÑA, de 33 años, que dejaron un hijo de 7 años huérfano de padrey madre; MARÍA EMILIA EYRÉ DIÉGUEZ DE TEMES, ama de casa de 44 años; MERCEDESMANZANARES SERVITJÁ, de 30 años, y sus sobrinos SILVIA y JORDIVICENTE MANZANARES, de 13 y 9 años; MATILDE DOMÍNGUEZ MARTÍNEZ, de35 años y soltera; LUISA RAMÍREZ CALANDA, de 41 años, casada y con doshijos; el empleado de Hipercor LUIS ENRIQUE SALTÓ VIÑUELAS, de 22 años; JOSÉVALERO SÁNCHEZ y el arquitecto XAVIER VALLS BAUZA, de 41 años.
María Teresa Daza Cecilia estaba embarazadacuando fue asesinada junto a su marido, Rafael Morales Ocaña. Dejabanhuérfano de padre y madre a un niño de siete años, Jordi Morales Daza.María Teresa trabajaba en la Diputación de Barcelona, y ella y su esposo eranconocidos por su activismo en movimientos asociativos populares en la localidaddonde vivían, Santa Coloma de Gramanet. Según recogió el diario El País(22/06/1987), Rafael había sido juzgado en Consejo de Guerra por losenfrentamientos que se produjeron entre vecinos de Santa Coloma y la GuardiaCivil en 1972 para exigir la construcción de un ambulatorio para la ciudad.También en este medio contaron que los ataúdes con los cuerpos de la parejaiban a ser introducidos en nichos separados, pero la multitud que acudió alsepelio se opuso y, finalmente, fueron colocados en cubículos contiguos.

Otras seis víctimas sobrevivieron unos días alatentado, sufriendo una agonía terrible, pues la mayoría tenía quemadurasseveras en más del 80% de su cuerpo. Son Felipe Caparrós Ubierna, de 44años, y Consuelo Ortega Pérez, de 67 años, que fallecieron dos díasdespués del atentado, el 21 de junio; Mercedes Moreno Moreno, de 36años, que falleció el 23 de junio, cuatro días después; María RosaValldellou Mestre, de 57 años, que falleció el 8 de julio, BárbaraSerret Cervantes, el 16 de julio y María Paz Diéguez Fernández, de57 años, que falleció el 3 de agosto, convirtiéndose en la vigésimo primeravíctima mortal de la masacre.
Fue una auténtica masacre, con ventiunavíctimas mortales (cuatro de ellas niños) y cuarenta y seis personasheridas, cinco de ellas con pérdida de miembro principal, ydiecisiete con lesiones de deformidad y pérdida de miembro noprincipal. La barbarie criminal de la banda acabó con la vida detrabajadores y clientes del centro comercial.
El coche utilizado por los terroristas había sidorobado en San Sebastián hacía cuatro meses, el 16 de febrero anterior, por elgrupo de manguis de la banda, que se dedicaba precisamente a eso: a mangarvehículos para luego entregarlos a los etarras que perpetrabanmaterialmente los atentados.
Cuando se produjo la explosión no era unmomento de gran afluencia de público, pero el número de clientes queocupaba las cuatro plantas del establecimiento (planta baja y tres sótanos) eraconsiderable, ya que los viernes es un día habitual de compra. La avenidaMeridiana registraba en ese momento un tráfico intenso. Frente a la puerta deacceso al aparcamiento, situada en uno de los laterales del edificio, ungrupo de padres aguardaba la salida de los niños de un colegio. «Lapuerta del garaje saltó despedida, pero sin alcanzar a nadie», explicó unode ellos.
La explosión provocó un gran agujero en el techodel segundo sótano, por lo que la onda expansiva afectó también directamente alcontiguo, una planta convertida en supermercado de alimentación. Al estallido,que destrozó totalmente el coche-bomba, le siguió un violento incendio.Las llamas afectaron directamente a otros veinte vehículos aparcados en elsótano, mientras la onda expansiva causó importantes daños a veinte automóvilesmás. Las instalaciones de conducción eléctrica y de agua también quedaroninutilizadas. Esa falta de fluido eléctrico -unida al fallo de las luces deseguridad- y la inundación que se produjo dificultaron las tareas de rescate.
Tras el fuerte impacto, empezaron a salirpersonas del edificio, y entre ellas algunos primeros heridos. «Salíancorriendo, muchos de ellos ensangrentados, y los que procedían del sótano,además de las quemaduras, llamaban la atención porque se les había abrasadoinstantáneamente el cabello«, explicó un testigo presencial.
En aquellos momentos se desconocía la magnitudde la tragedia. El espeso humo causado por la explosión, la oscuridad y elfuerte calor, se convirtieron en los principales obstáculos para el acceso delos servicios de rescate a la planta directamente afectada. A medida que losbomberos, provistos de equipos autónomos de respiración, avanzaban hacia elinterior, el alcance del desastre se fue desvelando. Los equipos derescate consiguieron llegar al lugar de la explosión, en el segundo sótano, entorno a las 17:15 horas, una hora después de la explosión. Casi todos losrescatados que aparecieron a partir de ese instante ya habían fallecido.
En cuanto a los heridos que consiguieronsobrevivir, muchos de ellos sufrieron graves secuelas por quemaduras,antiestéticas cicatrices hipertróficas en cara y diversas partes del cuerpo,hipertrofias y rigidez articular en extremidades, pérdidas de miembros yproblemas acústicos irreversibles. El listado de heridos recogido en lasentencia es el siguiente: Concepción Aguilar Juvé, José Manuel AlfonsoGarcía, Ramón Aragonés Puig, Encarnación Arpall Carbonell, Ana Barroso Luque,Gabriel Bassolt Baiget, Mª del Carmen Candalijas Cavanillas, AgustinaCavanillas Suárez, Mª de los Dolores Closas Viladrich, Jordi Comas Cánoves,José Francisco Domínguez Rodríguez, Asunción Espinosa Martínez, Alberto FarrúsRameil, Mª Luisa Fernández Neira, Agustina Fita Corominas, Martín FrancoVallestín, Carmen Frías Díaz, Mª Hortensia Gago López, Rodrigo Galicia Álvarez,Carmen Gancedo Fernández, Susana González Sánchez, Mª del Rosario Grao Moscoso,Alberto Izquierdo Cortés, Jaime Juan Suriol, Juan Manuel López Tello, RobertoManrique Ripoll, Rosario Mila Gallart, Elena Navarro Cabrera, Beatriz OmandamBalacy, Gloria Ortega Pérez, Monserrat Ortega Silva, Javier Palmero Colinas,Marta Planas Cuadrat, Luis Antonio Risueño Mateo, Pilar Rodríguez Catoria,Oscar Romero Viejo, Manuela de la Rosa Rodríguez, Mª de las Mercedes SilvaGarcía, Mª Adelina Somoza Rodríguez, Julia Tapia Aguilera, Jaime TobeñasPerosanz, Juan Utrilla Molina, José Vargas Rincón, Josefa Viejo Báñez, Mª delCarmen Villaronga Porto, y la menor Jéssica López Rodríguez, que nació conposterioridad al hecho y que, como resultado del atentado que sufrió su madreembarazada, padece sordera severa bilateral congénita, susceptible derehabilitación sólo parcial mediante prótesis auditiva.
Jéssica López Rodríguez es hija de MilagrosRodríguez, que tenía 27 años en el momento del atentado y trabajaba como cajerade Hipercor. El día del atentado se llevó instintivamente la mano al vientrepara proteger al bebé que crecía dentro de ella. En enero de 1988 dio a luz auna niña aparentemente sana. Cuando Jéssica tenía trece meses, un otorrino leconfirmó a Milagros lo que no quería saber: «Su hija es sordomuda».Desde entonces, su vida ha sido una lucha constante y un periplo deespecialista en especialista. A fuerza de logopedas y audífonos, Jéssica halogrado emitir algunos sonidos.
Tal y como se recoge en la sentencia 49/1989 dela Audiencia Nacional, los etarras Domingo Troitiño Arranz, Josefa MercedesErnaga Esnoz y Rafael Caride Simón habían recibido órdenes de la cúpula de labanda de atentar contra empresas de capital francés o mixto hispano-francés.Como relata Florencio Domínguez en su libro ETA en Cataluña. De Terra Lliurea Carod-Rovira (Temas de Hoy, 2005), la idea de atentar contra el Hipercorde Barcelona fue de Rafael Caride «creyendo que se trataba de una firmafrancesa». Durante la planificación, los etarras llegaron a laconclusión de que era un objetivo fácil, puesto que se trataba de unedificio civil sin ningún tipo de protección especial. Además, queríancausar el mayor daño posible. Por ello decidieron programar el coche-bombaen pleno horario comercial.
El mismo autor, en un artículo publicado en LaVanguardia (17/06/2007) con motivo del 20º aniversario del atentado,escribió: «El Comando Barcelona se había convertido en aquellos meses enel buque insignia de ETA, porque el Madrid, encabezado por Iñaki de JuanaChaos, había sido desarticulado en enero. La estrategia etarra consistía enperpetrar el mayor número posible de atentados y con el máximo impacto para fortalecersede cara a las negociaciones que se estaban gestando en Argel. La famosa‘acumulación de fuerzas’. Por eso, el año 1987, con cincuenta y dos asesinatos,es el cuarto con más víctimas en la historia de ETA, solo superado por los deltrienio 1978-1980″. Cuando se produjo el atentado de Hipercor, el grupoBarcelona de ETA estaba acorralado por las Fuerzas y Cuerpos de Seguridad delEstado, lo que no evitó que cometiera la masacre. Su desarticulación se produjoen septiembre de ese mismo año.
El sábado 22 de junio entre trescientas yquinientas mil personas, convocadas por el Parlamento de Cataluña, asistieron ala manifestación que se celebró en Barcelona para condenar el atentadobajo el lema «Por la convivencia en paz y libertad, Cataluña rechaza elterrorismo». Fue la mayor manifestación de protesta en Barcelona desde queel 11 de septiembre de 1976 los barceloneses salieron a la calle para pedir elregreso del presidente Tarradellas. En la marcha se portaron otras pancartascon lemas como «Votar Herri Batasuna es matar» y «Votantesde HB cómplices».
En una pancarta muy significativa se podía leer: «¿Cómoes posible que haya 40.000 catalanes que apoyen a los asesinos de ETA?».Nueve días antes del atentado se habían celebrado las elecciones al ParlamentoEuropeo en las que Herri Batasuna había logrado 39.692 votos en Cataluña,sólo 831 menos de los logrados en Navarra (40.523). En esas elecciones lacoalición proetarra alcanzó el que era, hasta entonces, su techo electoral, con360.952 votos. En las elecciones europeas de 1989 HB obtuvo poco más de quincemil votos en Cataluña. Sin embargo, ese distanciamiento de los electorescatalanes hacia HB fue meramente coyuntural, dado que en pocos años no sólorecobró los votos que tenía antes del atentado, sino que consiguieron apoyosmás o menos matizados en otros sectores del nacionalismo, incluido el PSC. Esuna especie de «atracción morbosa», como lo ha definido AntonioBatista, escritor nacionalista especializado en la banda terrorista ETA.
El 25 de junio se celebró en el exterior de lacatedral de Barcelona el funeral oficial por las víctimas de la masacre,oficiado por el cardenal arzobispo monseñor Narcís Jubany. Según la GuardiaUrbana, asistieron unas ocho mil personas, además del presidente delGobierno español, Felipe González, el presidente del Gobierno vasco, JoséAntonio Ardanza, el presidente de la Generalidad de Cataluña, Jordi Pujol, y elministro de Defensa, Narcís Serra.
La organización terrorista ETA reivindicó dosdías después el atentado con un comunicado remitido a la agencia France Pressey a diversos medios del País Vasco. El comunicado reconocía el «graveerror» cometido y aceptaba «la responsabilidad que se deriva de este tristesuceso«. Por su parte Herri Batasuna emitió también un comunicado el21 de junio en el que criticaba por vez primera una acción terrorista de ETA,aunque hacía lo propio con la dirección de Hipercor y la Policía por no haberefectuado el desalojo.
En 1989 fueron condenados a penas que sumabanmás de 1.600 años para cada uno los etarras Domingo Troitiño Arranz y JosefaMercedes Ernaga Esnoz. El total de la condena era el resultado de sumar 30 añospor cada uno de los veintiún asesinatos y por ser autores de cinco delitosde lesiones con pérdida de miembro principal. También recibieron condenaspor diecisiete delitos de lesiones con deformidad, pérdida de miembro noprincipal o necesidad de asistencia facultativa de más de noventa días. Todoello con el agravante de utilización de explosivos y premeditación.
En 2003 fueron condenados a 790 años cada unoSantiago Arróspide Sarasola (por ordenar el atentado) y Rafael Caride Simón(por ejecutarlo), penas que fueron confirmadas en 2004 por el Tribunal Supremo.
En 1992, ocho heridos de gravedad y cincofamiliares de víctimas mortales presentaron una demanda ante la sala de loContencioso Administrativo de la Audiencia Nacional en la que reclamaban alMinisterio del Interior una indemnización total de 300 millones de pesetas. Enjulio de 1997 la sala de lo Contencioso Administrativo del Tribunal Supremoestableció, pese a considerar a los terroristas responsables directos delatentado, «la responsabilidad de la Administración del Estado en elresultado final por la pasividad o conducta omisiva de las Fuerzas de Seguridady Policía en estos hechos», por no haber desalojado los almacenes tras lasllamadas de los etarras. El TS condenó finalmente al Estado como responsablecivil subsidiario.
El equívoco mensaje, absolutamente genérico eimpreciso, que los etarras transmitieron a las 15:00 horas, avisando de laexplosión a las 15:30, tuvo consecuencias dramáticas. De hecho, la JefaturaSuperior de Policía emitió, al día siguiente del atentado, un comunicado en elque responsabilizaba a la dirección de Hipercor de no haber desalojadoel centro. La nota oficial explicaba que hubo tres avisos de la colocaciónde un artefacto (uno a la Guardia Urbana de Barcelona, otro al diario Avuiy otro a la propia centralita de Hipercor), que explosionaría, según elcomunicante, a las 15:30 horas. La Policía requirió un minuto después a ladirección del centro comercial a que procediera a desalojar el hipermercado,mientras se efectuaba la inspección ocular. El director del centro indicó,según el comunicado, «que la empresa ya había montado el dispositivo deseguridad con su propio personal y que, dadas las dimensiones del edificio y elhecho de que había pasado la hora anunciada para la explosión, noconsideraba necesaria la evacuación».
En relación a este tema hay que hacer algunasprecisiones. El dato de la hora fue crucial para que se pensase que era unafalsa alarma, pero especialmente porque, como publicó La Vanguardia,diariamente se recibían en Barcelona una veintena de avisos de bomba. Lotremendo de este caso es que no sólo hubo imprecisión en la hora de laexplosión, sino que los asesinos de ETA no avisaron de que había uncoche-bomba, sino que simplemente dijeron que explotaría una bomba,con lo que el rastreo se realizó para buscar un paquete con explosivo, y nose buscó expresamente un coche. La imprecisión del comunicante etarra, sinaportar ningún dato que permitiera distinguirlo de la multitud de avisos falsosque se recibían por aquella época, también contribuyó a que la catástrofe seconsumara. Además, y esto es también un dato a tener en cuenta, en aquellasfechas El Corte Inglés no estaba amenazado. Sí había habido amenazas contrahipermercados de capital francés y se habían producido atentados contra ellos.De hecho, y como hemos señalado más arriba, los etarras creían, en una muestrade la idiocia e ignorancia de la que se nutre la banda terrorista ETA,que Hipercor era de capital francés.
Tras la sentencia de 1992, las otras treinta ytres víctimas iniciaron también demandas similares contra el Estado. Aún siguenpleiteando con el Gobierno, que en 1995 se negó a «indemnizarles como responsablecivil subsidiario, al considerar que su petición llegó fuera de plazo»,según declaró a EFE con motivo del 20º aniversario del atentado RobertoManrique, una de las víctimas del atentado de Hipercor.

Deja un comentario »

No hay comentarios aún.

RSS feed for comments on this post. TrackBack URI

Deja un comentario

Blog de WordPress.com.