El Mapa del Olvido

21 de abril de 2012

AURELIANO CALVO VAL (San Sebastián, Guipúzcoa, España)

Filed under: 1979, Agosto, Guipúzcoa, San Sebastián, Sin esclarecer — Fer Altuna Urcelay @ 16:29

http://g.co/maps/e8yzp (Lugar aproximado)

En la tarde del 30 de agosto fue encontrado en San Sebastián el cadáver del policía nacional AURELIANO CALVO VAL dentro del taxi con el que trabajaba en sus horas libres. El vehículo estaba en la avenida de Tolosa, junto al colegio inglés, y el cadáver presentaba varios impactos de bala. «Aureliano salió a las seis de la tarde del 30 de agosto de 1979 de casa y no volvió jamás (…) No quise saber los detalles ni quise preguntar (…) yo tenía que sacar a mis pequeños adelante» contó su viuda, Carmen Ibarlucea, en Contra el olvido, de Cristina Cuesta (Temas de Hoy, 2000).
Los taxistas donostiarras efectuaron al día siguiente un paro como protesta por el asesinato que costó la vida a Aureliano. No se sabe por qué ETA acabó con la vida de Aureliano, aunque su viuda sí contó en Contra el olvido que «los años previos al atentado estuvieron llenos de miedo. Muchas veces le dije a mi marido que nos fuéramos porque el día a día era una permanente angustia».
Aureliano Calvo Val, de 38 años, había nacido en Quintanas de Valdelucio (Burgos). Estaba casado con Carmen Ibarlucea, y tenía tres hijos: dos niñas de 12 y 3 años, y un niño de 6 meses. Sus restos mortales fueron trasladados por carretera a su localidad natal, donde recibieron sepultura. En abril de 2007, y con motivo de un homenaje a víctimas del terrorismo de Guipúzcoa, Carmen Ibarlucea señaló a El Diario Vasco que ella era «una víctima de los ‘años de plomo’. He estado en el total olvido, incluso te hacían sentirte culpable» (23/04/2007). Pese a ello, no quiso irse de San Sebastián: «Siempre quise permanecer en el País Vasco, jamás me planteé irme después del atentado. El País Vasco es mi tierra» (Cristina Cuesta, Contra el olvido, Temas de Hoy, 2000).

MANUEL INDIANO AZAUSTRE (Zumárraga, Guipúzcoa, España)

Filed under: 2000, Agosto, Guipúzcoa, Javier Makazaga (ETA), Sin esclarecer, Zumárraga — Fer Altuna Urcelay @ 15:15

http://g.co/maps/tde9a

Poco después de las diez de la mañana del martes 29 de agosto de 2000, la banda terrorista ETA asesinaba en Zumárraga (Guipúzcoa) al concejal del Partido Popular en la localidad MANUEL INDIANO AZAUSTRE, cuando se encontraba solo atendiendo un comercio de golosinas de su propiedad. Los terroristas, miembros del grupo Buruntza de ETA, lo acribillaron disparándole hasta catorce disparos, de los que al menos siete impactaron en el pecho y el abdomen, causándole la muerte.
Después de trabajar durante algún tiempo en una empresa en Urrechu, Manuel se había quedado en el paro y decidió adquirir, en régimen de traspaso, un pequeño negocio en la calle Islas Filipinas de Zumárraga. Después de realizar reformas en el local lo había abierto al público dos meses antes de ser asesinado. El Kokolo era una tienda donde se vendían golosinas, revistas y pan. Cuando los terroristas entraron en la tienda, el edil intentó huir, refugiándose en la trastienda, pero los etarras lo siguieron y le acribillaron a disparos. Un cliente lo encontró tendido agonizando en el suelo de la parte trasera del negocio. Trasladado al Hospital Comarcal de Zumárraga, los médicos intentaron reanimarlo, pero no pudieron hacer nada y certificaron su muerte una hora después del ingreso.

Indiano no llevaba escolta desde el 3 de abril de ese mismo año. Renunció a ella, pese a las recriminaciones de sus compañeros de partido, por considerarla incompatible con la venta de dulces a los niños. El edil había barajado la posibilidad de dejar el Ayuntamiento, pero no se decidió a tiempo.
Manuel Indiano no era militante del Partido Popular, pero había concurrido como independiente en el puesto número seis de las listas populares. Tras las elecciones, el PP sacó dos concejales en Zumárraga, pero el segundo en la candidatura, Faustino Villanueva, renunció a su cargo alegando incompatibilidad con su trabajo en Proyecto Hombre, institución dedicada a la rehabilitación de drogodependientes. Las tres mujeres que le precedían en la lista renunciaron a reemplazarlo, por lo que Indiano ocupó el puesto de Villanueva. Llevaba sólo seis meses ejerciendo cuando fue asesinado.
ETA reivindicó el asesinato mediante un comunicado enviado al diario Gara el 22 de septiembre en el que decía que Indiano había sido traído de España por el PP «para rellenar su lista». En el mismo comunicado la banda terrorista reivindicó el atentado contra José Ramón Recalde el 14 de septiembre de 2000, que sobrevivió al atentado pese a recibir un disparo en la cabeza.
Los padres del concejal, que vivían en Madrid decidieron no viajar a Zumárraga el día de su asesinato debido a que estaban muy afectados. Sí se trasladaron hasta la localidad una hermana y un hermano del fallecido, quienes velaron su cadáver en el tanatorio del cementerio de Polloe, donde se le practicó la autopsia. La familia decidió que las honras fúnebres por Manuel Indiano se celebraran al día siguiente, 30 de agosto en Madrid. En Zumárraga también se celebró el 30 de agosto una misa en recuerdo del edil asesinado.
Tras el pleno del Ayuntamiento de Zumárraga en el que representantes del PP y del PSOE increparon a los de Euskal Herritarrok, se celebraron dos manifestaciones. Por un lado, socialistas y populares se manifestaron bajo el lema «ETA, basta ya». Por otro, los nacionalistas, con la pancarta «ETA, déjalo. El pueblo tiene la palabra».
Diez años después del asesinato, en noviembre de 2010, la Audiencia Nacional condenó a 31 años y 6 meses de prisión a Francisco Javier Makazaga por el asesinato de Manuel Indiano. La sentencia da por probado que Makazaga y otros dos etarras no identificados dispararon «no menos de 14 veces, al menos seis de ellas por la espalda» al concejal cuando se encontraba en su establecimiento. Destaca, además, que el etarra debe ser condenado al máximo legal dada «la saña» empleada en su muerte. Los magistrados han tenido en cuenta a la hora de dictar sentencia la situación de absoluta desprotección de la víctima y el lugar donde se ejecutó el atentado, «una tienda de golosinas y pan a la que acuden menores», y califican al asesino como alguien «frío, carente de toda empatía y del más mínimo rasgo de humanidad«. Entre las pruebas valoradas por el tribunal para la condena, se encuentra una carta remitida por el etarra tras su detención, un año después de los hechos, a la dirección de ETA en Francia en la que había escrito de su puño y letra: «Los tres hicimos lo de Indiano».
En una carta remitida a los medios de comunicación en octubre de 2010, cuando el juicio quedó visto para sentencia, la viuda de Indiano dijo:
«(…)Tras 10 años del asesinato de mi marido Manuel Indiano, hoy la justicia ha sentado en el banquillo a uno de sus asesinos, a los cuales digo alto y claro que nunca les perdonaré el asesinato de Manuel, como tampoco el dolor y daño causado a mi familia y a mí misma como consecuencia de tan vil asesinato. Pido a los jueces que caiga sobre este asesino todo el peso de la Ley, ya que a mi marido lo asesinaron a traición sin darle la oportunidad de defenderse, ellos se benefician de nuestra democracia, hoy tienen un juicio justo. Por eso no se les debe de conceder ninguna clemencia. Pido al Gobierno que en nombre de mi marido no se ceda al chantaje de los terroristas, a Manuel lo asesinaron por defender España, y el gobierno de su país no puede ni debe mancillar su memoria trapicheando con sus asesinos. Pido a Instituciones Penitenciarias que no apliquen ningún privilegio a este asesino, bastantes beneficios a los terroristas hemos tenido que soportar las víctimas del terrorismo. Pido al Ministro de Interior que este asesino cumpla condena en la cárcel más lejana al País Vasco, no me importa que los familiares de este asesino tengan que hacer cientos de kilómetros para ver a su hijo, ellos lo verán con vida, mi hija y yo hacemos también cientos de kilómetros para poner flores en una tumba, espero no tener que ver al Ministro diciendo que este terrorista no es de ETA como lo ha hecho este verano con otros compañeros de pistolas del asesino de mi marido».
Manuel Indiano Azaustre, de 29 años, era natural de Madrid, donde fue enterrado. En esa ciudad estudió electrónica y se trasladó a Zumárraga tras iniciar una relación con Encarnación Carrillo, que trabajaba entonces como limpiadora en el Ayuntamiento de la localidad. Encarnación estaba embarazada de siete meses cuando asesinaron a Manuel. Debido al estado en que se quedó al enterarse del asesinato de Manuel, los médicos decidieron que ingresara en observación en el Hospital de Zumárraga. A lo largo de toda la mañana se acercaron al centro hospitalario representantes políticos, como la presidenta del PP en Guipúzcoa, María San Gil, los socialistas Rodolfo Ares y Manuel Huertas, Begoña Lasagabaster, de Eusko Alkartasuna, además del portavoz del Gobierno vasco, Josu Jon Imaz, y el delegado del Gobierno en el País Vasco, Enrique Villar.
La hija de Manuel y Encarnación, María, nació en octubre de 2000. La concejala de Bienestar Social de Zumárraga, Usua Busca, de Eusko Alkartasuna (EA) se volcó a la hora de ayudar a Encarnación, hasta el punto de amadrinar a la hija del edil asesinado. Este fue el motivo por el que el entorno proetarra inició una campaña de acoso y derribo contra ella, que tomó la decisión de dimitir como concejala en enero de 2002. Usua Busca no asistió al pleno en el que se formalizó su renuncia, pero se leyó una carta en la que explicaba que dejaba su cargo debido a las amenazas sufridas por ella y su familia. Entre otras, un falso aviso de bomba en su domicilio y manifestaciones delante de su casa de simpatizantes de ETA. Encarnación acabó poniendo tierra por medio y se instaló en Andalucía, con su hija Ayeisha, nacida de un matrimonio anterior, y la pequeña María.

JESÚS MARÍA ECHEVESTE TOLEDO (Irún, Guipúzcoa, España)

Filed under: 1980, Agosto, Guipúzcoa, Irún, Sin esclarecer — Fer Altuna Urcelay @ 14:40

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A las 8:45 horas del 28 de agosto de 1980 la banda terrorista ETA asesinaba en Irún (Guipúzcoa) a JESÚS MARÍA ECHEVESTE TOLEDO cuando se dirigía andando desde su domicilio a su trabajo como apoderado en la agencia de aduanas Sucesores de Echeandía, de la que era copropietario con su hermano, un negocio que habían heredado de su padre. Ese trayecto andando, de aproximadamente medio kilómetro, y a esa hora, era su rutina diaria.
La mañana del 28 de agosto salió a la calle Fueros, donde vivía con su mujer, Milagros, y la cruzó para dirigirse al quiosco de prensa, donde compró un periódico y un paquete de tabaco. A continuación, se dirigió por la calle Berrocarán, mientras le echaba un vistazo al periódico. Al llegar a la altura del Bar Weekend le salió al paso un terrorista que disparó dos veces con una escopeta de cañones recortados. Jesús María cayó de bruces sobre el maletero de un vehículo estacionado en la calle y después quedó tendido en el suelo. El terrorista, con un cómplice que le daba cobertura, se montó en un Ford Fiesta estacionado en doble fila donde les esperaba un tercer etarra, al parecer una mujer. El vehículo había sido robado a su propietario en el barrio de Amara en San Sebastián esa misma mañana. Los terroristas lo dejaron atado a un árbol en la localidad de Oyarzun.
Jesús María Echeveste, gravemente herido, hizo un amago de incorporarse, pero viendo que no podía, solicitó ayuda y que llamasen a una ambulancia. La víctima había recibido varios impactos de posta en el brazo izquierdo, en la zona abdominal y en la columna. Alguien avisó a la empresa de la que era copropietario y personal de la misma se trasladó al lugar donde Jesús María yacía en el suelo. Minutos después, una ambulancia de la Cruz Roja lo trasladó a la Residencia Sanitaria Nuestra Señora de Aránzazu. En un primer momento no se le pudo intervenir, debido a que su estado era crítico y a que hacía falta sangre de su grupo sanguíneo. Se hizo un llamamiento público y la respuesta fue masiva, llegando donantes de distintas localidades de la provincia. Hacia las 14:15 horas falleció cuando estaba siendo intervenido.

El mismo día del asesinato, representantes del Partido Nacionalista Vasco (PNV), del Partido Socialista de Euskadi (PSE-PSOE) y del Partido Comunista de Euskadi (PCE) de Irún hicieron público un comunicado en el que convocaban a todos los iruneses a una manifestación silenciosa al término del funeral por el alma del empresario.
Jesús María Echeveste Toledo tenía 46 años y era ingeniero industrial. Estaba casado y no tenía hijos. La víctima carecía de vinculaciones políticas conocidas, aunque era simpatizante del PNV, partido al que, según informó el diario ABC (19/08/1980), estaban afiliados su mujer y su hermano. Este mismo periódico señaló que nadie sabe el motivo por el que fue asesinado, porque mientras unos negaban que hubiese recibido amenazas, otros señalaban que se había negado a pagar el llamado impuesto revolucionario. También hubo rumores de que su asesinato se hubiese debido a una equivocación de la banda terrorista, pues un miembro de la ejecutiva de UCD, que había abandonado Guipúzcoa tres meses antes al conocer que estaba en una lista de ETA, vivía en el mismo domicilio que Jesús María y Milagros.

ALFONSO ESTEVAS-GILMAIN MUÑOZ (Fuenterrabía, Guipúzcoa, España)

Filed under: 1978, Agosto, Fuenterrabía, Guipúzcoa, Sin esclarecer — Fer Altuna Urcelay @ 14:30

http://g.co/maps/ycuq4

A las nueve y media de la noche del lunes 28 de agosto de 1978, la banda terrorista ETA asesinaba a tiros en Fuenterrabía (Guipúzcoa) al jefe del Servicio de Información de la comisaría de Irún, el inspector de Policía ALFONSO ESTEVAS-GILMAIN MUÑOZ, cuando se disponía a aparcar su coche cerca del edificio Miramar de Fuenterrabía, junto al Bidasoa, donde tenía su domicilio. Los terroristas, que utilizaron un Seat de color blanco para huir, dispararon dos ráfagas de metralleta, desde un lateral del vehículo y desde la parte trasera, provocándole la muerte en el acto. Su mujer y uno de sus tres hijos, que llegaban en ese momento a casa, fueron testigos del asesinato. En el lugar de los hechos se recogieron diecinueve casquillos del calibre 9 milímetros parabellum.
El 30 de agosto ETA-pm reivindicó el asesinato del inspector Alfonso Estevas-Gilmain en un largo comunicado de cuatro folios enviado a los diarios Egin y Deia en el que se vertían diversas acusaciones. La banda terrorista justificó su asesinato acusando a la víctima de estar relacionada con el atentado sufrido en el sur de Francia por el exdirigente de ETA Juan José Etxabe, dato desmentido por la familia en otro comunicado enviado por su viuda el 6 de septiembre. El atentado contra Etxabe también se utilizó como justificación para asesinar a Tomás Sulibarria Goitia, contra el que habían atentado el 30 de agosto de 1978, dos días después de asesinar a Alfonso Estevas-Gilmain, sin conseguir acabar con su vida, y al que asesinaron finalmente dos años después, el 3 de junio de 1980. Tras el primer intento de asesinarlo, el 30 de agosto de 1978, la banda terrorista ETA emitió un comunicado responsabilizándose del atentado contra Sulibarria, en el que le acusaba de «haber traicionado a la organización» y ser miembro a sueldo de los Servicios de Seguridad españoles desde que había sido detenido por un breve espacio de tiempo tres años antes, en 1975. La versión de la banda fue que Sulibarria huyó a Francia en mayo de 1978 con la intención de «introducirse entre los refugiados para llegar a tener acceso a aquellos a quienes el Gobierno atribuye una mayor influencia política». Fruto de esa actividad y «en colaboración con su enlace de los servicios de seguridad españoles», continuaba el comunicado de la banda, Sulibarria preparó el atentado en San Juan de Luz contra el exdirigente de ETA Juan José Etxabe y su mujer en julio de 1978.
Alfonso Estevas-Gilmain Muñoz, de 41 años, era natural de Madrid, aunque residía en Fuenterrabía desde que tenía 18 años. Estaba casado y tenía tres hijos varones de 12, 11 y 6 años de edad. Estaba destinado en Irún, donde llevaba doce años, dos de ellos como jefe del Servicio de Información del Cuerpo General de Policía. Además, él y su mujer regentaban el Hostal Álvarez Quintero en Fuenterrabía. Alfonso era una persona muy conocida en la localidad en la que vivía, donde había empezado a estudiar euskera, además de la carrera de Derecho. Unas trescientas personas asistieron a su funeral en la capilla de la Policía Armada en Irún, presidido por la viuda, el padre y sus hijos, al que asistió el gobernador civil de Guipúzcoa, Antonio Oyarzabal. El lugar del funeral fue elegido por la familia de la víctima, que expresó el deseo de que tuviera carácter privado, por lo que no se permitió la entrada de fotógrafos y redactores de los medios de comunicación. La mayoría de los asistentes eran miembros del Cuerpo General de Policía y de la Guardia Civil. Posteriormente sus restos mortales fueron trasladados a Madrid, su ciudad natal, donde fue enterrado por expreso deseo de sus familiares.

AURELIO SALGUEIRO LÓPEZ (Mondragón, Guipúzcoa, España)

Filed under: 1978, Agosto, Guipúzcoa, Mondragón, Sin esclarecer — Fer Altuna Urcelay @ 14:17

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A las once y veinte minutos del lunes 28 de agosto de 1978, la banda terrorista ETA asesinaba en Mondragón (Guipúzcoa) al cabo primero de la Guardia Civil AURELIO SALGUEIRO LÓPEZ perteneciente al Servicio de Información (SIGC) cuando, vestido de paisano, se dirigía al cuartel después de haber recogido la correspondencia en la estafeta de correos.
Este itinerario lo realizaba diariamente y siempre a la misma hora. A mitad del recorrido entre Correos y el cuartel, en una pequeña plazoleta donde confluían las calles Zarugalde, Toribio Aguirre e Ignacio Zuloaga, fue abordado por dos miembros de los Comandos Autónomos Anticapitalistas que le dispararon varios tiros por la espalda con una pistola. Aurelio Salgueiro cayó al suelo boca arriba, quedando la correspondencia desparramada junto a su cuerpo, y fue rematado en el suelo delante de uno de sus hijos, de 14 años, con el que se acababa de encontrar.

Inmediatamente después de producirse el asesinato, los dos terroristas se dieron a la fuga en un vehículo Renault 5 TL de color amarillo en el que les esperaba un tercer individuo. El coche había sido robado a punta de pistola en Éibar a las nueve y media de la mañana del mismo día. Los terroristas obligaron a su propietario a subir al mismo y posteriormente lo dejaron atado y abandonado en Arrate. El vehículo fue encontrado a las cinco y media de la tarde en las cercanías de Éibar. 
La víctima había recibido cuatro impactos de bala alojados en el tórax y en la cabeza. El cuerpo del guardia civil permaneció en el suelo durante más de quince minutos desangrándose sin que nadie acudiera a socorrerlo, mientras su hijo, en estado de shock, daba aviso al cuartel. Aurelio fue trasladado en un turismo particular al centro asistencial de Mondragón, donde ingresó cadáver.
La capilla ardiente por el guardia civil se instaló a las cinco de la tarde en el cuartel de la Guardia Civil y el funeral tuvo lugar al día siguiente, a las once de la mañana, en la iglesia parroquial de San Juan Bautista de Mondragón.
El 29 de agosto una llamada a Egin reivindicó en nombre de un Comando Autónomo, Independentista y Anticapitalista el asesinato de Aurelio Salgueiro, que «había sido sentenciado por las asambleas populares por ser miembro de las fuerzas represivas».
La pistola con la que asesinaron a Aurelio Salgueiro, una Browning GP-35, fue incautada a José María Iturrioz Garmendia el 15 de noviembre de 1978 cuando fue abatido por agentes de la Guardia Civil después de ametrallar la casa-cuartel de Arechavaleta. En la acción participaron también otros dos miembros de los CAA, Roberto Aramburu Uribarren y Enrique Zurutuza Odriozola. Tras el ametrallamiento, se produjo una persecución y un tiroteo que finalizó en Mondragón donde, además de Iturrioz Garmendia, resultaron muertos Aramburu Uribarren y una vecina de la localidad, Emilia Larrea Sáez de Adacia. Zurutuza Odriozola resultó herido de gravedad y fue detenido posteriormente.
Aurelio Salgueiro López, tenía 46 años y era natural de Monforte de Lemos (Lugo), localidad donde fueron enterrados sus restos mortales. Estaba casado y tenía siete hijos con edades comprendidas entre los 18 años, el mayor, y 11 meses la pequeña. Llevaba ocho años en el cuartel de Mondragón, al que fue destinado en agosto de 1970.

JOSÉ GARCÍA GASTIAIN (Vitoria, Alava, España)

Filed under: 1978, Agosto, Alava, José Luis Gómez Sampedro (ETA), Sin esclarecer, Vitoria — Fer Altuna Urcelay @ 14:04

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El 26 de agosto de 1978 fallecía en Vitoria el comerciante jubilado JOSÉ GARCÍA GASTIAIN, que no pudo superar las graves heridas sufridas la noche anterior.
A las diez y media de la noche del 25 de agosto García Gastiain tuvo la mala suerte de encontrarse en la línea de fuego de dos terroristas que, en esos momentos, estaban ametrallando el cuartel de la Policía Nacional de la capital alavesa. El agente de Policía que hacía guardia ante el cuartel logró protegerse del ataque y resultó ileso, pero uno de los disparos hirió de gravedad a José García, que escasos momentos antes había salido de su domicilio después de cenar para aparcar su vehículo en un taller de la familia.
La víctima fue trasladada al Hospital de Vitoria, donde se le intervino quirúrgicamente, pero falleció en la mañana del día siguiente como consecuencia de las heridas producidas. Según el parte médico, la bala le penetró por la región parietal derecha, alojándose en el lóbulo temporal, produciéndole «fractura múltiple de bóveda craneal con hemorragia y pérdida de masa cerebral».
Tras el ametrallamiento, los terroristas se dieron a la fuga en un automóvil donde les esperaban otros dos etarras. El coche, un Renault 6 que había sido robado previamente, apareció a medianoche en la calle de La Paloma de Vitoria. En su interior se encontró una pistola Firebird y munición. La banda terrorista ETA intentó eludir su responsabilidad negando que fuesen sus disparos los que habían matado a José García, ya que la Policía también disparó para repeler la agresión. Por ello, y en un primer momento, se produjo cierta tensión, debido a que pensaron que sólo habían disparado los agentes. Sin embargo, en el lugar de los hechos se recogieron siete casquillos del calibre 9 milímetros parabellum, marca Geco, munición empleada habitualmente por la banda terrorista.
La misma noche del 25 de agosto la banda terrorista ETA secuestró en su domicilio de Guecho al hijo del industrial Javier Artiach, que fue liberado el mismo día tras el pago de 9,5 millones de pesetas. El industrial, de 45 años y cuatro hijos, fue llevado a punta de pistola a una sucursal bancaria por dos terroristas, mientras otros dos mantenían a su hijo en un coche bajo la amenaza de asesinarlo si no cumplía con el pago. Entre los participantes en el secuestro se encuentra José Antonio Alcocer Gabaldón, alias Zapatones, detenido en junio de 1980.
En 1980 la Audiencia Nacional condenó a seis años de prisión a José Luis Gómez Sampedro, detenido en febrero de 1979, por su participación en el atentado. Es hasta ahora el único condenado por el asesinato de José García Gastiain.
En abril de 1985 fue absuelto el etarra José Manuel Sánchez Beiztegui, extraditado por Francia en septiembre de 1984, de su participación en el ametrallamiento que acabó con la vida de García Gastiain, y para el que el fiscal pedía 118 años de prisión. La Fiscalía basó fundamentalmente su acusación en el testimonio ante la Policía del entonces miembro de ETA José Luis Gómez Sampedro, condenado por los mismos hechos, que acusó a Sánchez Beiztegui de formar parte del grupo que ametralló el cuartel de la Policía en Vitoria. Esa primera declaración la ratificó ante el juez que instruyó el caso. Posteriormente, sin embargo, se retractó de la misma alegando que su declaración había sido obtenida bajo torturas.
El 3 de abril de 2004 son detenidos en Francia en una operación conjunta de la Policía Judicial francesa y la Guardia Civil, los etarras Félix Ignacio Esparza Luri, Félix Alberto López de Lacalle Gauna, alias Mobutu, y Mercedes Chivite Berango, miembros de la dirección del aparato logístico y operativo de la banda terrorista ETA. Mobutu figuraba como buscado en cinco sumarios de la Audiencia Nacional, entre ellos el asesinato de José García Gastiain.
José García Gastiain, de 68 años de edad, estaba casado y tenía dos hijos, de 20 y 15 años.

VICENTE GÓMEZ DUARTE (Munguía, Vizcaya, España)

Filed under: 1982, Agosto, Munguía, Sin esclarecer, Vizcaya — Fer Altuna Urcelay @ 13:45

http://g.co/maps/nrjy9


En la madrugada del miércoles 25 de agosto de 1982 los guardias civiles MIGUEL GARRIDO ROMERO y VICENTE GÓMEZ DUARTE fallecen en el intento de desactivar una bomba colocada por la banda terrorista ETA en una sucursal del Banco de Vizcaya en Munguía (Vizcaya). La explosión provoca heridas graves al cabo primero Pedro Robles Barberán.


Vicente Gómez Duarte cumplía 26 años el mismo día que fue asesinado por ETA. Era natural de Sevilla y estaba soltero. Igual que su compañero asesinado era Técnico Especialista en Desactivación de Artefactos Explosivos.


En torno a las dos de la madrugada un comunicante anónimo llamó al cuartel de la Policía Municipal de Munguía avisando de la colocación de una bomba en la sucursal del Banco de Vizcaya de la calle La Concordia. Efectivos de la Policía Nacional y de la Local establecieron un cordón de seguridad y desalojaron las viviendas que se encontraban sobre ella.

Hacia las tres de la madrugada entró en acción un equipo de desactivación de explosivos de la Guardia Civil compuesto por el cabo primero Pedro Robles Barberán y los agentes Vicente Gómez Duarte y Miguel Garrido Romero. Tras identificar la bolsa sospechosa y confirmar con un perro adiestrado que se trataba de un artefacto explosivo, comenzó la tarea de desactivación, protegidos con material antiexplosivos, cascos y gafas.

En primer lugar, y ayudados por unas cuerdas de cuyos extremos colgaban unos garfios especiales, zarandearon desde una prudente distancia la bolsa, con el fin de verificar la posible naturaleza del artefacto. A pesar de los bruscos movimientos, el explosivo no llegó a detonar, por lo que muchos testigos presenciales pensaron que se trataba de una falsa alarma. Pese a ello, los tres especialistas de la Guardia Civil intentaron engancharla con una pinza mecánica para intentar separar sus componentes. Cuando el robot acababa de atrapar la bolsa, se produjo la explosión. El guardia Vicente Gómez Duarte fue alcanzado de lleno quedando totalmente destrozado. Falleció en el acto. Su compañero Miguel Garrido Romero, sufrió también gravísimas heridas y desprendimiento de miembros. Falleció cuando era conducido al hospital.

El cabo primero Pedro Robles Barberán fue alcanzado en la cara y las piernas. Trasladado al Hospital Civil de Basurto, fue intervenido quirúrgicamente durante más de nueve horas, con la participación de equipos médicos de traumatología, oftalmología y cirugía plástica maxilofacial. Robles Barberán era natural de Alcañiz (Teruel), tenía 31 años y estaba casado.

El atentado, reivindicado por la banda terrorista ETA mediante un comunicado enviado al diario Egin, era parte de la campaña contra los principales bancos iniciada en junio de 1982. La banda pretendía presionar a los bancos y, dos meses antes, había enviado cartas exigiendo determinadas cantidades de dinero por el llamado impuesto revolucionario. El día 6 de junio de ese año hicieron explosión sendas bombas en las sucursales de los Bancos de Vizcaya y Santander en Pasajes y Rentería.

El funeral por el alma de los dos guardias civiles se celebró al día siguiente en el Gobierno Civil de Vizcaya, con la asistencia del ministro del Interior, Juan José Rosón, el director general de la Guardia Civil, Aramburu Topete, y el delegado del Gobierno, Jaime Mayor Oreja. Tras el funeral, los cadáveres de ambos guardias civiles fueron trasladados en un avión del Ejército del Aire a Sevilla para ser enterrados posteriormente en sus localidades de origen.

MIGUEL GARRIDO ROMERO (Munguía, Vizcaya, España)

Filed under: 1982, Agosto, Munguía, Sin esclarecer, Vizcaya — Fer Altuna Urcelay @ 13:42

http://g.co/maps/nrjy9

En la madrugada del miércoles 25 de agosto de 1982 los guardias civiles MIGUEL GARRIDO ROMERO y VICENTE GÓMEZ DUARTE fallecen en el intento de desactivar una bomba colocada por la banda terrorista ETA en una sucursal del Banco de Vizcaya en Munguía (Vizcaya). La explosión provoca heridas graves al cabo primero Pedro Robles Barberán.


Miguel Garrido Romero, de 22 años, era natural de Santa Olalla (Huelva) y estaba soltero. Estaba destinado en Vizcaya como Técnico Especialista en Desactivación de Artefactos Explosivos.


En torno a las dos de la madrugada un comunicante anónimo llamó al cuartel de la Policía Municipal de Munguía avisando de la colocación de una bomba en la sucursal del Banco de Vizcaya de la calle La Concordia. Efectivos de la Policía Nacional y de la Local establecieron un cordón de seguridad y desalojaron las viviendas que se encontraban sobre ella.
Hacia las tres de la madrugada entró en acción un equipo de desactivación de explosivos de la Guardia Civil compuesto por el cabo primero Pedro Robles Barberán y los agentes Vicente Gómez Duarte y Miguel Garrido Romero. Tras identificar la bolsa sospechosa y confirmar con un perro adiestrado que se trataba de un artefacto explosivo, comenzó la tarea de desactivación, protegidos con material antiexplosivos, cascos y gafas.

En primer lugar, y ayudados por unas cuerdas de cuyos extremos colgaban unos garfios especiales, zarandearon desde una prudente distancia la bolsa, con el fin de verificar la posible naturaleza del artefacto. A pesar de los bruscos movimientos, el explosivo no llegó a detonar, por lo que muchos testigos presenciales pensaron que se trataba de una falsa alarma. Pese a ello, los tres especialistas de la Guardia Civil intentaron engancharla con una pinza mecánica para intentar separar sus componentes. Cuando el robot acababa de atrapar la bolsa, se produjo la explosión. El guardia Vicente Gómez Duarte fue alcanzado de lleno quedando totalmente destrozado. Falleció en el acto. Su compañero Miguel Garrido Romero, sufrió también gravísimas heridas y desprendimiento de miembros. Falleció cuando era conducido al hospital.
El cabo primero Pedro Robles Barberán fue alcanzado en la cara y las piernas. Trasladado al Hospital Civil de Basurto, fue intervenido quirúrgicamente durante más de nueve horas, con la participación de equipos médicos de traumatología, oftalmología y cirugía plástica maxilofacial. Robles Barberán era natural de Alcañiz (Teruel), tenía 31 años y estaba casado.
El atentado, reivindicado por la banda terrorista ETA mediante un comunicado enviado al diarioEgin, era parte de la campaña contra los principales bancos iniciada en junio de 1982. La banda pretendía presionar a los bancos y, dos meses antes, había enviado cartas exigiendo determinadas cantidades de dinero por el llamado impuesto revolucionario. El día 6 de junio de ese año hicieron explosión sendas bombas en las sucursales de los Bancos de Vizcaya y Santander en Pasajes y Rentería.
El funeral por el alma de los dos guardias civiles se celebró al día siguiente en el Gobierno Civil de Vizcaya, con la asistencia del ministro del Interior, Juan José Rosón, el director general de la Guardia Civil, Aramburu Topete, y el delegado del Gobierno, Jaime Mayor Oreja. Tras el funeral, los cadáveres de ambos guardias civiles fueron trasladados en un avión del Ejército del Aire a Sevilla para ser enterrados posteriormente en sus localidades de origen.

JOSÉ ANTONIO FERRI PÉREZ (Estella, Navarra, España)

Filed under: 1988, Agosto, Estella, Navarra, Sin esclarecer — Fer Altuna Urcelay @ 13:02

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A las siete y media de la mañana del domingo 21 de agosto de 1988 la banda terrorista ETA asesinaba en Estella (Navarra), haciendo explotar un coche-bomba al paso de una patrulla de la Agrupación de Tráfico de la Guardia Civil, a los agentes ANTONIO FERNÁNDEZ ÁLVAREZ y JOSÉ ANTONIO FERRI PÉREZ.

José Antonio Ferri Pérez, natural de Ibi (Alicante), tenía 34 años. Ingresó en la Agrupación de Tráfico de la Guardia Civil en 1976 y estaba destinado en Estella desde 1986, proveniente de Barcelona. Estaba casado y tenía tres hijos de 10, 8 y 3 años de edad.


El atentado se produjo a la altura del número 47 del paseo de la Inmaculada de la localidad navarra. El coche-bomba, un Seat 1430 matrícula de Bilbao, estaba estacionado en un paso de cebra y contenía veinticinco kilos de amonal y otros cuarenta de metralla con fragmentos de acero. Fue accionado a distancia por los terroristas al paso del Talbot Horizon en el que viajaban los dos guardias civiles, que murieron en el acto. Los cuerpos de los dos agentes quedaron carbonizados por el incendio que se desencadenó tras la explosión. La extracción de los cadáveres calcinados de los dos guardias civiles, que permanecían sentados en sus asientos, fue muy dificultosa y los equipos de la DYA,  bomberos y SOS-Navarra necesitaron utilizar equipos cortachapas. Sobre las 10:30 horas el juez ordenó el levantamiento de los cadáveres, que fueron conducidos al Hospital Comarcal de Estella.


El coche utilizado para el atentado había sido robado a sus propietarios a las dos y cuarto de la madrugada en las proximidades de Estella. Los terroristas los dejaron encadenados a un árbol, al igual que al conductor de otro automóvil, un Renault 7 matriculado en Vitoria, que habían sustraído también a punta de pistola dos horas antes, y que se supone fue el que utilizaron los etarras en su huida. El coche-bomba quedó irreconocible y un gran fragmento del mismo voló por encima de un bloque de seis pisos y cayó en un patio interior situado a unos doscientos metros del lugar del atentado. Tres vehículos estacionados en las inmediaciones, así como ventanas y balcones de varios bloques de viviendas, resultaron gravemente dañados, al igual que numerosos establecimientos comerciales.

La violenta explosión del coche bomba provocó también heridas a María del Puy García Michelena, de 24 años, que en el momento de producirse el atentado preparaba el biberón para sus hijos gemelos de dos meses de edad en un primer piso del número 47 del paseo de la Inmaculada, lugar en el que se produjo la explosión. La metralla alcanzó el domicilio de la joven madre, hiriendo a su hijo de dos meses, Héctor Catalán. Según testigos presenciales, la mujer salió a la calle gritando y con el bebé en los brazos lleno de sangre. Inmediatamente fue conducida al Hospital Comarcal de Estella, donde fue atendida de diversas erosiones y heridas varias en el brazo izquierdo y rodilla derecha por rotura de cristales, con pronóstico leve. El bebé sufría heridas incisas en el brazo y pómulo izquierdos y erosiones varias en el cráneo por rotura de cristales, también con pronóstico leve. Ambos fueron enviados a su domicilio en las horas siguientes.

La capilla ardiente con los cuerpos de los dos agentes se instaló por la tarde del mismo día de su asesinato en el Ayuntamiento de Estella y los funerales se celebraron al día siguiente a las once de la mañana en la Iglesia de San Juan de esta localidad. A ellos asistieron el ministro del Interior, José Luis Corcuera; el secretario de Estado para la Seguridad, Rafael Vera, y el director general de la Guardia Civil, Luis Roldán.

El asesinato de los dos guardias civiles se produjo en un momento en el que la banda terrorista ETA había publicado varios comunicados en los que mostraba su voluntad de negociar y proponía una tregua de dos meses. La curiosa forma que tenía de demostrar esa voluntad era asesinando guardias civiles, pues pocas horas antes del doble asesinato en Estella, la banda terrorista había hecho estallar un coche-bomba en las proximidades de Vergara (Guipúzcoa) en el que tres guardias civiles y un civil resultaron heridos, algunos de gravedad. La explosión se produjo a las 12:30 horas del 19 de agosto al paso de tres vehículos de la Guardia Civil. Poco después, ETA hizo estallar otro artefacto en Éibar (Vizcaya) al paso de otro vehículo del Instituto Armado, resultando heridos dos guardias civiles, uno de ellos de gravedad, y un civil que conducía un todoterreno en el momento de la explosión.

Todos los partidos políticos de Estella, con la excepción habitual de Herri Batasuna (HB), condenaron el asesinato de los dos guardias civiles. El concejal de HB, Patxi Lage, dijo sentirse afectado, aunque se negó a condenarlo. Esta cínica actitud provocó que la alcaldesa de Estella, Rosa López, dijese que «es increíble que quienes apoyan este tipo de sucesos tengan el cinismo de mostrarse afectados» (ABC, 22/08/1988). Pero no quedó ahí la cosa porque, por primera vez, todos los partidos políticos de la Corporación Municipal decidieron por unanimidad destituir a Patxi Lage de su cargo como presidente de la Comisión de Sanidad y Medio Ambiente del Ayuntamiento de Estella: «Estamos hartos de tener miedo y nos sentimos orgullosos junto con el pueblo de Estella de ser los primeros en adoptar esta medida y queremos dar ejemplo a todo el mundo», dijo la alcaldesa (ABC, 22/08/1988).

Y es que el asesinato de los dos agentes había provocado una gran indignación en la localidad navarra, donde eran muy apreciados. Unos días antes del atentado, los agentes Fernández y Ferri habían participado en una arriesgada operación de salvamento durante un incendio que se había desatado en Estella. Más de cinco mil vecinos participaron en la manifestación silenciosa en repulsa por el atentado que recorrió las calles de la ciudad.

El asesinato de Antonio Fernández y José Antonio Ferri era el primer atentado mortal de ETA en Estella. En esta localidad, justo diez años después, todos los partidos vascos nacionalistas, incluido Herri Batasuna, firmaron el Pacto de Estella o Lizarra, que tenía como objetivo explícito la consecución de la soberanía de Euskadi, pacto que fue consecuencia casi directa de la reacción social sin precedentes que provocó el «asesinato a cámara lenta» de Miguel Ángel Blanco.

En 1992 la Audiencia Nacional absolvió al etarra Germán Rubenach Roig, alias Antxon, de su vinculación con el asesinato de los dos guardias civiles al considerar que no estaba probada su participación en los hechos que le imputaba la Fiscalía. Rubenach había sido detenido el 25 de  junio de 1990 en la Foz de Lumbier (Navarra), tras asesinar al sargento de la Guardia Civil José Luis Hervás Mañas cuando procedía a identificarle junto a los también etarras Juan María Lizarralde Urreta y María Susana Arregui Maiztegui. Tras cometer el crimen se apropiaron de la pistola del sargento y entablaron un tiroteo con otros tres agentes de la Benemérita, en el que resultó herido grave el sargento José Domínguez Peris, mientras que Rubenach fue herido en una pierna. Las Fuerzas de Seguridad cercaron el lugar, lo que llevó, esa misma tarde, a la localización de Rubenach, gravemente herido por un disparo en la cabeza. Al día siguiente se encontraron los cadáveres de Lizarralde y Arregui. Aunque diversas sentencias judiciales no lograron esclarecer completamente el episodio, en el hospital Rubenach declaró, en presencia de su abogado y de la juez de Aoiz (Navarra), que, al sentirse rodeados por las Fuerzas de Seguridad, Lizarralde se suicidó, mientras que él mismo disparó a Arregui con el arma del sargento Hervás y luego intentó suicidarse, si bien posteriormente cambió su versión de los hechos.

ANTONIO FERNÁNDEZ ÁLVAREZ (Estella, Navarra, España)

Filed under: 1988, Agosto, Estella, Navarra, Sin esclarecer — Fer Altuna Urcelay @ 13:00

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A las siete y media de la mañana del domingo 21 de agosto de 1988 la banda terrorista ETA asesinaba en Estella (Navarra), haciendo explotar un coche-bomba al paso de una patrulla de la Agrupación de Tráfico de la Guardia Civil, a los agentes ANTONIO FERNÁNDEZ ÁLVAREZ y JOSÉ ANTONIO FERRI PÉREZ.

Antonio Fernández Álvarez era natural de Salamanca y tenía 35 años. Había ingresado en la Guardia Civil en el año 1976, en la Agrupación de Tráfico, y estaba destinado en Estella desde 1979. Estaba casado y tenía dos hijos varones de 10 y 6 años de edad.


El atentado se produjo a la altura del número 47 del paseo de la Inmaculada de la localidad navarra. El coche-bomba, un Seat 1430 matrícula de Bilbao, estaba estacionado en un paso de cebra y contenía veinticinco kilos de amonal y otros cuarenta de metralla con fragmentos de acero. Fue accionado a distancia por los terroristas al paso del Talbot Horizon en el que viajaban los dos guardias civiles, que murieron en el acto. Los cuerpos de los dos agentes quedaron carbonizados por el incendio que se desencadenó tras la explosión. La extracción de los cadáveres calcinados de los dos guardias civiles, que permanecían sentados en sus asientos, fue muy dificultosa y los equipos de la DYA,  bomberos y SOS-Navarra necesitaron utilizar equipos cortachapas. Sobre las 10:30 horas el juez ordenó el levantamiento de los cadáveres, que fueron conducidos al Hospital Comarcal de Estella.

El coche utilizado para el atentado había sido robado a sus propietarios a las dos y cuarto de la madrugada en las proximidades de Estella. Los terroristas los dejaron encadenados a un árbol, al igual que al conductor de otro automóvil, un Renault 7 matriculado en Vitoria, que habían sustraído también a punta de pistola dos horas antes, y que se supone fue el que utilizaron los etarras en su huida. El coche-bomba quedó irreconocible y un gran fragmento del mismo voló por encima de un bloque de seis pisos y cayó en un patio interior situado a unos doscientos metros del lugar del atentado. Tres vehículos estacionados en las inmediaciones, así como ventanas y balcones de varios bloques de viviendas, resultaron gravemente dañados, al igual que numerosos establecimientos comerciales.

La violenta explosión del coche bomba provocó también heridas a María del Puy García Michelena, de 24 años, que en el momento de producirse el atentado preparaba el biberón para sus hijos gemelos de dos meses de edad en un primer piso del número 47 del paseo de la Inmaculada, lugar en el que se produjo la explosión. La metralla alcanzó el domicilio de la joven madre, hiriendo a su hijo de dos meses, Héctor Catalán. Según testigos presenciales, la mujer salió a la calle gritando y con el bebé en los brazos lleno de sangre. Inmediatamente fue conducida al Hospital Comarcal de Estella, donde fue atendida de diversas erosiones y heridas varias en el brazo izquierdo y rodilla derecha por rotura de cristales, con pronóstico leve. El bebé sufría heridas incisas en el brazo y pómulo izquierdos y erosiones varias en el cráneo por rotura de cristales, también con pronóstico leve. Ambos fueron enviados a su domicilio en las horas siguientes.

La capilla ardiente con los cuerpos de los dos agentes se instaló por la tarde del mismo día de su asesinato en el Ayuntamiento de Estella y los funerales se celebraron al día siguiente a las once de la mañana en la Iglesia de San Juan de esta localidad. A ellos asistieron el ministro del Interior, José Luis Corcuera; el secretario de Estado para la Seguridad, Rafael Vera, y el director general de la Guardia Civil, Luis Roldán.

El asesinato de los dos guardias civiles se produjo en un momento en el que la banda terrorista ETA había publicado varios comunicados en los que mostraba su voluntad de negociar y proponía una tregua de dos meses. La curiosa forma que tenía de demostrar esa voluntad era asesinando guardias civiles, pues pocas horas antes del doble asesinato en Estella, la banda terrorista había hecho estallar un coche-bomba en las proximidades de Vergara (Guipúzcoa) en el que tres guardias civiles y un civil resultaron heridos, algunos de gravedad. La explosión se produjo a las 12:30 horas del 19 de agosto al paso de tres vehículos de la Guardia Civil. Poco después, ETA hizo estallar otro artefacto en Éibar (Vizcaya) al paso de otro vehículo del Instituto Armado, resultando heridos dos guardias civiles, uno de ellos de gravedad, y un civil que conducía un todoterreno en el momento de la explosión.

Todos los partidos políticos de Estella, con la excepción habitual de Herri Batasuna (HB), condenaron el asesinato de los dos guardias civiles. El concejal de HB, Patxi Lage, dijo sentirse afectado, aunque se negó a condenarlo. Esta cínica actitud provocó que la alcaldesa de Estella, Rosa López, dijese que «es increíble que quienes apoyan este tipo de sucesos tengan el cinismo de mostrarse afectados» (ABC, 22/08/1988). Pero no quedó ahí la cosa porque, por primera vez, todos los partidos políticos de la Corporación Municipal decidieron por unanimidad destituir a Patxi Lage de su cargo como presidente de la Comisión de Sanidad y Medio Ambiente del Ayuntamiento de Estella: «Estamos hartos de tener miedo y nos sentimos orgullosos junto con el pueblo de Estella de ser los primeros en adoptar esta medida y queremos dar ejemplo a todo el mundo», dijo la alcaldesa (ABC, 22/08/1988).

Y es que el asesinato de los dos agentes había provocado una gran indignación en la localidad navarra, donde eran muy apreciados. Unos días antes del atentado, los agentes Fernández y Ferri habían participado en una arriesgada operación de salvamento durante un incendio que se había desatado en Estella. Más de cinco mil vecinos participaron en la manifestación silenciosa en repulsa por el atentado que recorrió las calles de la ciudad.

El asesinato de Antonio Fernández y José Antonio Ferri era el primer atentado mortal de ETA en Estella. En esta localidad, justo diez años después, todos los partidos vascos nacionalistas, incluido Herri Batasuna, firmaron el Pacto de Estella o Lizarra, que tenía como objetivo explícito la consecución de la soberanía de Euskadi, pacto que fue consecuencia casi directa de la reacción social sin precedentes que provocó el «asesinato a cámara lenta» de Miguel Ángel Blanco.

En 1992 la Audiencia Nacional absolvió al etarra Germán Rubenach Roig, alias Antxon, de su vinculación con el asesinato de los dos guardias civiles al considerar que no estaba probada su participación en los hechos que le imputaba la Fiscalía. Rubenach había sido detenido el 25 de  junio de 1990 en la Foz de Lumbier (Navarra), tras asesinar al sargento de la Guardia Civil José Luis Hervás Mañas cuando procedía a identificarle junto a los también etarras Juan María Lizarralde Urreta y María Susana Arregui Maiztegui. Tras cometer el crimen se apropiaron de la pistola del sargento y entablaron un tiroteo con otros tres agentes de la Benemérita, en el que resultó herido grave el sargento José Domínguez Peris, mientras que Rubenach fue herido en una pierna. Las Fuerzas de Seguridad cercaron el lugar, lo que llevó, esa misma tarde, a la localización de Rubenach, gravemente herido por un disparo en la cabeza. Al día siguiente se encontraron los cadáveres de Lizarralde y Arregui. Aunque diversas sentencias judiciales no lograron esclarecer completamente el episodio, en el hospital Rubenach declaró, en presencia de su abogado y de la juez de Aoiz (Navarra), que, al sentirse rodeados por las Fuerzas de Seguridad, Lizarralde se suicidó, mientras que él mismo disparó a Arregui con el arma del sargento Hervás y luego intentó suicidarse, si bien posteriormente cambió su versión de los hechos.
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